miércoles, 12 de enero de 2022

Leer como acto de rebeldía (Homenaje al Infinito en un Junco)

 


Desde niño amé los libros. No recuerdo ninguna etapa de mi vida que no estuviese conectado a ellos. Desde los escritos para niños pequeños que ya no recuerdo, pasando por Las Aventuras de Naricita de José Bento Monteiro Lobato, más de treinta libros de Julio Verne, junto a Dumas, Mark Twain y Salgari, entre los que me acuerdo, lectura que estuvo condimentada con cientos de revistas de cómics.


Al crecer, pasé a literatura "seria" tipo Lobo Estepario y otros de Herman Hesse, los cuentos de Borges, Quiroga y Cortázar matizado con mucha Mafalda. 

Pronto vino mi período de inmersión en las obras de la literatura latinoamericana incluyendo a Carpentier, el Gabo, Vargas Llosa, algo de Rulfo y muchos otros. 

Para luego volver a mi fanatismo por la ciencia ficción e ir desde Isaac Asimov, pasando por Clark, Dick, Bradbury, Le Guin, Farmer, Lem, los hermanos Strugatsky... hasta los más actuales Bacigalupi, Gaiman, Chiang. Todo ello tragado con enormes dosis de todo libro de Terry Pratchett que pudiera conseguir, más algo de novela negra nórdica (que viva la serie Millenium y todo lo que vino después).

Dejo muchísimos sin nombrar. No acabaría nunca. Además estoy dejando fuera los libros de ensayo y los de temas profesionales en mi área de formación en biología y particularmente ecología, incluyendo  historia y sociología de la ciencia, así como ecología política (algo de Murray Bookchin se me quedó marcado muy dentro) 

Con todo ese bagaje a cuestas, en diciembre pasado me conseguí con un libro extraordinario: "El infinito en un Junco" de la filóloga española Irene Vallejo. 

Este es un texto hermoso que cuenta la historia del libro centrado en el desarrollo de la literatura griega y romana y sus implicaciones actuales. Está lleno de anécdotas, situaciones y reflexiones que me obligaban continuamente a parar para tratar de buscar más información y para disfrutar un momento más de cada idea maravillosa que conseguía. 


Es asombroso como situaciones e ideas que ocurrieron a veces hace más de 2500 años todavía tienen tanta vigencia y resuenan actualmente,

Si a usted le gusta leer por favor búsquelo y disfrútelo.

Hablar de la historia del libro no parece importante en un país como Venezuela  en el que el gobierno tiene un profundo desprecio y odio sobre todo lo que implica conocimiento, cultura y pensamiento. Y esos sentimientos no son un mero discurso: Quema bibliotecas, cierra museos, desvirtúa centros de investigación y asfixia universidades.

Carl Sagan escribió como los dueños de las plantaciones imponían el analfabetismo a sus esclavos y cortaban de raíz todo intento de que pudieran acercarse a la lectura y al pensamiento como modo de mantenerlos bajo control y finaliza diciendo: "Esta es la razón por la que la lectura y el pensamiento crítico son peligrosos, ciertamente subversivos en una sociedad injusta".

Quisiera decir como Miguel de Unamuno en su momento: "Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho".

Pero al leer el "infinito en un junco" comprendo que leer en sí mismo es un acto de rebeldía. Que defender el derecho a la lectura es un acto verdaderamente revolucionario y que debemos ser parte de todo ese río de personas que cuidaron y defendieron los libros antiguos para que pudieran llegar a nuestras manos.

Por ello sueño para mi país el día donde las bibliotecas florezcan como juncos en las orillas del Nilo.





Nota final: La imagen acompañante la cree en honor de Irene Vallejo. Muchas gracias por ayudarnos a seguir soñando con libros y la libertad