domingo, 4 de octubre de 2020

San Francisco, los avestruces y los guacamayos: Una mirada a la biodiversidad, el arte y la historia

 

Jan Siberechts - San Francisco Predicando a los Animales

Hoy es día de San Francisco de Asís. Santo que es en la iglesia católica es considerado patrono de los animales y la ecología. 

Por ello me gustaría usarlo como excusa para hacer una mirada distinta a la manera como los humanos percibimos nuestro entorno y la forma como la cultura influencia esa percepción.

La diversidad biológica no escapa a esos juegos de la mente. El modo como un neoyorquino o un indígena yanomami entienden la Naturaleza que le rodea es absolutamente distinta. Asimismo, la percepción de la biodiversidad ha sido influenciada por los cambios culturales que se han producido a lo largo de la historia.

Esas diferentes miradas culturales definen creencias, valores éticos y comportamientos con respecto al ambiente.

Por eso quiero llamar la atención a una situación muy curiosa relacionada no con el santo en sí mismo, sino a una de las pinturas que representan un momento de su vida. 

La pintura que encabeza este artículo fue realizada por el pintor flamenco Jan Siberechs en 1666. Ella representa un tema religioso popular: El momento en que San Francisco de Asís predica a los animales. Recordemos que el santo reconocía a los animales y otros elementos naturales como hermanos.

A lo que quiero llamar la atención es a cuáles animales se dirige el santo en la pintura.

La mayor parte de las especies representadas en la pintura son las que podemos esperar de una granja europea: vacas, caballos, burros y ovejas. 

También aparecen una pareja de cigüeñas y una gruya. Incluso en el río que se ve en el fondo se observan peces que parecen salir del agua para oír las palabras del santo. Estas especies, aunque silvestres, forman parte normal del paisaje europeo.

Pero también encontramos algunas sorpresas. Hacia la izquierda podemos observar un avestruz. Cerca del santo un pavo. Sobre un árbol un pavo real y dos guacamayas rojas (muy posiblemente Ara chloropterus) y en el extremo izquierdo abajo un mono que posiblemente pudiera ser un gibón de barba blanca de Borneo. No me es posible identificar las otras especies de aves que aparecen representadas.

Los pavos reales son originarios de la India, los avestruces de África, los gibones del sudeste asiático, asimismo, los pavos y las guacamayas de América. Este último continente desconocido por los europeos hasta un poco más de ciento sesenta años antes de la realización de esta pintura.

¿De dónde sacó Siberechs las imágenes de estos animales, muchos de ellos interpretados fielmente en la pintura? 

Recordemos que en el siglo XV aún no existían zoológicos, las clasificaciones biológicas estaban aún en pañales. Linneo no publicaría su sistema de clasificación binomial hasta más de un siglo después. Menos aún existirían libros con ilustraciones precisas, ni mucho menos los sistemas actuales de reproducción de imágenes.

Es factible pensar que Siberechs era un hombre que se crio en un entorno principalmente urbano. Como mucho había visitado granjas donde criaran animales domésticos y que no había visto muchos animales silvestres.

La respuesta más probable es que los animales exóticos pertenecieran a colecciones de las familias poderosas que vivieran en la ciudad donde vivía el pintor.

En el libro “La jirafa de los Medici: y otros relatos sobre los animales exóticos y el poder” de Marina Belozarskaya, la autora describe como gobernantes y personas poderosas de todas las épocas han usado animales considerados exóticos como símbolos de su poder. Poseer un animal que muy pocas personas podían obtener parece legitimar su magnificencia y jerarquía. Tal comportamiento humano aún sigue ocurriendo, a veces poniendo en peligro a especies con problemas de conservación.

Por su parte, los pintores de diversas épocas, principalmente los que gozaban del favor de los poderosos, tenían acceso a observar esos animales y pintarlos de manera muy precisa. 

A manera de ejemplo. De la misma época del cuadro de Siberechs, en el cuadro “El Oído” de la serie de “Los cinco de sentidos” de Jan Brueghel el Viejo y Pedro Pablo Rubens, realizado entre 1617 – 1618 es posible observar especies americanas como guacamayas azul y amarillo y cacatúas blancas australianas, entre otras especies exóticas en Europa.


“El Oído” de Jan Brueghel el Viejo y Pedro Pablo Rubens

Es decir, que según Siberechs, el santo de Asís terminó no sólo predicando a los animales que hubiesen existido en los alrededores de su ciudad natal, sino a una representación de la diversidad global. Predicó a toda la naturaleza representada en su diversidad biológica.

Mil ochocientos años después, la gran idea de la hermandad entre la naturaleza y los seres humanos, ahora representada por el tejido de la vida, aún sigue siendo no sólo válida, sino quizás más importante.

Pero ante la enorme crisis ambiental global y la extinción masiva de especies es posible que haya que dar un paso más. 

Ya no es ni suficiente, ni quizás adecuado, que las especies animales oigan a los humanos, por muy santos que sean. Los humanos necesitamos oír a la Naturaleza y entender que somos dependientes de la trama de la vida. Vivimos por ella y con ella.

Permitamos que la Naturaleza nos predique el evangelio de la vida. Quién sabe sí este es el mensaje profundo de San Francisco y Laudato Si.