jueves, 6 de junio de 2019

Seis y tres cuentos para hablar de la vida, mis amigos y los años. Cotorra de Alejandro al estilo Paolo Coello





No sé de qué hablar… ¿De la muerte o del amor? ¿O es lo mismo? ¿De qué?

Svetlana Alexievich. “Voces de Chernóbil”

Asísteme señor,
antes de ser vencido,
pero antes dime por qué tanto
y para qué resisto

Rafael Arráiz Lucca. “Lucio, “Nel mezzo del cammin”.


Hace poco tiempo una persona que aprecio y admiro mucho me comentó que los últimos años en su vida había sido enormemente difíciles principalmente por la adversidad que vivimos en el país, pero también por las muy difíciles decisiones que había tomado. Pero a pesar de eso habían sido años llenos de logros y avances personales y profesionales.

Me dejó pensando. Y tuve que hacerme la pregunta ¿Estos últimos años cómo han sido para mí?

Esa idea me resulta importante, sobre todo cuando uno parece que ya tiene que empezar a redactar el acta de entrega del cargo, aún más cuando se acerca un cumpleaños.

No soy persona del bando de los rastreadores de unicornios azules. Me parece una solemne pendejada y un acto de soberbia infinita decir que “El universo conspira a tu favor”. No somos nada en la inmensidad del universo. Un grano de polvo es tan importante como cada uno de nosotros dentro de los 300.000 trillones de estrellas que los astrónomos calculan que existen (Nota 1: un trillón es un 1 seguido de 23 ceros)

Por eso, a estas alturas de mi vida, no me van a encontrar diciendo que los últimos veinte años han sido de felicidad y fortuna (si el universo conspiró fue una conspiración maligna). Por lo contrario, siento que este tiempo ha sido el más difícil y complicado de mi existencia. De todo este período cargo un enorme peso de frustración, tristeza, rabia, e incertidumbre. Eso a pesar del hecho de que no me ha tocado, ni por lejos, la peor parte de las nefastas consecuencias de esta catástrofe continuada y creciente en que convirtieron al país.

Esas ideas se me mezclan con lo que me dijo otra persona hace mucho tiempo: que una consultoría era un dinero que a uno le pagaban para que uno aprendiera algo. Y entonces ¿no será que la vida es ese período en que uno anda en este mundo para aprender algo? Eso sin implicaciones esotéricas o religiosas. En este caso, todo el aprendizaje sería para ser aplicado (¿o no?) en este tránsito vital.

Así que creo, y esto es mi revelación personal, que estos años más que de felicidad y éxito han sido de intenso aprendizaje y descubrimiento sobre resiliencia, política y vida en general.

Así que le cuento nueve (6+3) descubrimientos. (Nota 2: Tengo otros descubrimientos personales pero hay que dejar algunos para tentar a la posibilidad de que haya otra posibilidad de contarlos)

Para nada pretendo que sean útiles a otras personas. En esta escuela de la vida cada quién tiene que escribir su propio abecedario. Pero si les parecen agradables de leer habré logrado mi cometido de ponerlos por escrito.

Aquí van:

1. Descubrí que soy (y somos) más fuertes de lo que nunca habíamos imaginado. En la adversidad muchos seguimos adelante a pesar de todo y mucho más de lo que creí que se podía. Admiro y respeto profundamente la capacidad de resistencia del pueblo venezolano. Conozco de personas que han estado en el infierno y aún siguen en pie. Y no sólo hablo de los que aún está en el país. Los que se fueron también están mostrando fortaleza y coraje tanto para vivir lejos de todo lo que una vez fue conocido y amado, sino también para reinventarse en vidas nunca imaginadas, a veces en condiciones muy duras. Para todo ello se necesita fortaleza, firmeza y en muchos casos un enorme valor. Si algo tenemos que enorgullecernos es que los monstruos aún no han podido doblegar el país a pesar de la enorme desgracia a la que hemos sido sometidos. Me duele mucho los que no pudieron soportarlo y quedaron en el camino. Algún día los homenajearemos, nunca los olvidaremos.

2. Encontré que en este país puedes conseguir las mejores y más generosas personas del mundo. Estamos siempre hablando de los monstruos, de los asesinos y sus bestias de espanto. Pero sé que ellos son muy pocos a pesar de su enorme poder para odiar, espantar, oprimir y matar. A los que me refiero son a las personas que dedican toda su vida y todo su esfuerzo, aún a riesgos de las suyas, al servicio de otros, a proteger, a construir, a acompañar. Cada uno de ellos merecería el reconocimiento de un país. Me llena de orgullo conocer a varios. Me fortalece saber que están aquí: cercanos, humanos, solidarios, luchando por ti y por mí. Son mis superhéroes.

Nota 3: Muéranse de la envidia Marvel y DC.

3. Aprendí que en el mundo es en tecnicolor. Desde hace mucho tiempo los poderosos nos han querido dominar haciéndonos creer que existen sólo dos maneras de entender el mundo y que una es la correcta (la  que les da fuerza a los poderosos) y la otra no sólo es incorrecta, sino perversa e inadmisible, por lo que debe ser eliminada. En el mundo binario la guerra es la única opción. Los fanáticos quieren ejércitos en permanente beligerancia: religiosos (de cualquier tipo) contra infieles; patriotas contra traidores, comunistas contra capitalistas; heterosexuales contra homosexuales; ricos contra pobres, indios contra criollos…  (y cada uno también al revés) Y sus armas son el odio y la exclusión y su objetivo someter y borrar al distinto, al “equivocado”, al “otro”. Y así seguimos.

La estupidez humana es infinita parece que dijo Albert Einstein.

Pero la verdad es que la vida es diversidad, matices y multiplicidades. Conozco y tengo amigos en todos los grupos antes nombrados y cada uno de ellos me ha regalado una perspectiva importante para entender este mundo y me enseñaron que en ningún grupo particular está la verdad o el error fundamental. La gente es lo que hace, no en lo que cree o sus modos de vida. Creo que hay que entender que un mundo diverso es lo mejor que nos puede pasar a todos.

Nos necesitamos todos.

Nota 4: Quizás no a todos. Habría que dejar fuera a los poderosos, sus cómplices y toda la manada de paranoicos políticos que pululan en las redes sociales.


4. Encontré que la clave para poder avanzar es trabajar en comunidad. Suena contradictorio porque parece que las comunidades son percibidas como anclas y no como aceleradores, pero alguien dijo que si querías llegar rápido camina solo, pero si querías llegar lejos hazlo en compañía.

Personalmente si fuese animal sería un gato u otro animal más bien solitario y no animal de manada. Pero he descubierto el enorme valor del trabajo en conjunto, la construcción de redes y particularmente la fabricación del tejido social que nace de la confianza, el respeto y el afecto mutuos.

En estos malos tiempos, la única red de seguridad existente es tu comunidad. Ella puede ser familia, amigos, compañeros, vecinos, pero principalmente de personas que tienen un propósito común y están dispuestos a caminar juntos para alcanzarlo.

La dificultad principal en Venezuela es el individualismo, la creencia que somos el centro del universo y esa profunda desconfianza mutua que nos ha inculcado el gobierno.

Las comunidades son tan poderosos que una de las estrategias para luchar contra la opresión es la llamada de “enjambre”, o sea la acción de resistencia realizada por grupos muy flexibles y comprometidos entre sí.

Nota 5: Por la forma como el gobierno ataca a las comunidades es claro que les teme. Prefiere el individuo solitario y desconectado que puede ser aplastado uno por uno. Tenemos que enjambrarnos.

5. Llegue a la conclusión que lo único mejor que la democracia es más democracia.  Recientemente una persona que conozco se quejaba de que después de varios años de compromiso con la causa le habían excluido de su trabajo por tener ideas críticas. Contaba como desde el principio se había sumado al trabajo de destruir la hegemonía comunicacional de las oligarquías que dominaban al país… Lo que no parece haberse dado cuenta esta persona es, que si para cambiar lo que te parece equivocado, tienes que usar métodos antidemocráticos, no construyes alternativas, sino que creas una dictadura. Indefectiblemente al final ese monstruo devorará a sus creadores.

Por eso, todos los que buscan soluciones no democráticas para nuestros problemas lo que le están es alimentando a pequeños monstruos de la razón que crecen hasta convertirse en nuevos espantos peores que los anteriores.

A pesar de ello, en los últimos años en Venezuela han germinado miles de experiencia de democracia directa y promoción del diálogo, que es la esencia de la democracia. Asimismo, muchos están trabajando para fortalecer las instancias verdaderas de representación y a pesar de todo, la mayoría (la que no vocifera en Twitter) sigue creyendo en la verdadera democracia como ideal para el país.

Finalmente, al menos algunos, comienzan a entender que la solución de los problemas de la democracia es más democracia.

Nota 6: El gobierno mantiene su guardería de monstruos en reserva para todo uso. No los alimentes, ni protejas. Están más cerca de ti de lo que puedes creer.

6. Entendí que cambiar es vivir. Teodoro Petkoff dijo en alguna ocasión que “Solo los estúpidos no cambian de opinión”. Pero nada es permanente, nada es eterno. Gran parte de nuestros problemas nacen de creer que podemos aferrarnos al pasado, a lo que fuimos, a nuestras certezas y zonas de confort. He tenido que reinventarme dos veces en mi vida y siento que es lo mejor que me pudo pasar. Cada trasformación me permitió ir a un nuevo nivel de comprensión y acción, pero jamás fue fácil.

Soñar con el cambio es el primer y más importante paso para que este ocurra. Si se convierte en propósito de vida, tu vida adquirirá sentido. Venezuela poco a poco está comenzando a soñar y construir el cambio, a pesar de los que lo niegan, o peor los que manejan en retroceso y creen quehay que trabajar por algo parecido a lo que dejaron a atrás.

La Venezuela que vendrá será la que construyamos entre todos y ya no podrá volver a lo que una vez fue.

7. Supe que quería estar rodeado de gente honesta. Billy Joel cantaba una canción que en decía que la honestidad es una palabra solitaria. Mucha gente prefiere mucho más a los exitosos que a los honestos. Hoy en día vivimos en el reino de los deshonestos. Pero ellos jamás tendrán la posibilidad de tener otra cosa sino desconfianza (para ellos todos somos deshonestos) Por el contrario la honestidad es la clave para poder tener relaciones interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuo. Asimismo la honestidad consigo mismo lleva a cada persona a esforzarse para ser cada vez mejor.

Por ello, aunque parezcan bichos raros las personas honestas son las únicas con los que quiero rodearme y he tenido la enorme suerte de conseguirlos, valorarlos y mantener como amigos, colegas y personas muy queridas. Saludos y gracias a los que me están leyendo.

8. Comprendí que agradecer es signo de salud mental. Siempre pensé que dar las gracias era un tema de cortesía y buena educación. Pero aprendí que es mucho más que eso. Es la comprensión y reafirmación de las múltiples conexiones e interdependencia, así como de la red que construimos entre todos (Nota 5: Ver comunidad) Mi agradecimiento es mi homenaje a la vida y a todos los que estamos tejiendo la red que nos conecta. El que no ve la red, no tiene necesidad de dar gracias. Compra y exige favores, lealtad y afectos, pero sólo tiene ingratitudes y vacío (Nota 6: Ver honestidad)

Hoy doy las gracias a todos ustedes. Cercanos y lejanos. En otro continente o a la distancia de un abrazo. Gracias por ser parte de mi red. Espero ser digno de estar en las suyas. Doy gracias también a la vida y a la red ambiental que me mantiene vivo y me comprometo a través de ese agradecimiento a seguir cuidando su integridad a pesar de los monstruos que la destruyen.


9. Finalmente descubrí que el único sentido que tiene la vida es amar. Hace años me negaba a pensar esas cosas y las sentía excesivamente sensibleras o que sólo tenía que ver con el amor de parejas. Eso hasta que me di cuenta que la vida es demasiado cruel y a veces perversa como para vivirla sin amar. Ese amor es la fuerza que conecta tu vida con todo lo demás y te da la fuerza para seguir (Nota 5: ver comunidad, fortaleza y agradecimiento)

Un psicólogo argentino dijo que todos necesitamos una pasión, un amante. Ahora estoy de acuerdo. Es esa pasión, ese amor, será por alguien, por una familia, por una labor, por un servicio, por un lugar o por un ideal. Por ese amor sigues adelante, soportas la adversidad y sigues superando todos los obstáculos que te ponen por delante.

Ese aprendizaje es el que me mantiene vivo y me da fuerzas para seguir adelante avanzando en la tormenta.

Abrazos y mi total agradecimiento a todos.