viernes, 2 de febrero de 2018

¿De dónde nace la valentía?




El pasado 30 de enero en el programa de radio de Cesar Miguel Rondón se realizó un foro sobre la percepción de los jóvenes con respecto a la crisis que vive Venezuela. Se le tituló “Ser  Joven en Venezuela”.

El periodista convocó a la participación del público a través de su cuenta de Twitter y fue leyendo los mensajes que fueron llegando.

Jamás había oído tanta expresión de desesperanza, desaliento e impotencia en un programa dirigido a los sueños de los que tienen futuro y habilidades para construirlo. Incluso alguien habló de derrota, esta palabra tan dura, tan definitiva, tan fatídica.

Los entrevistados, líderes estudiantiles, intentaron, sin demasiado convencimiento, borrar ese gusto amargo de ser algo más que médicos dando esperanzas a un enfermo terminal.

Definitivamente algo va mal. Ya oigo decir  -De cajón, Alejandro todo está mal o ¿es qué no vives aquí?

Por supuesto no soy un optimista del bando de los buscadores de unicornios azules. Lo que me pasa es que me gusta la Historia, en particular aquellas historias que involucran a personas comunes, haciendo cosas extraordinarias.

Particularmente me acordé de una anécdota sobre un hombre casi adolescente. Se llamaba Rafael Ángel Petit, tenía apenas 18 años y era uno de los tres jóvenes  que habían emprendido un viaje a pie con el cual esperaban ir desde Caracas hasta Washington. Éste había iniciado en enero de 1935 y para el momento de este relato habían logrado llegar a Bogotá, luego de una muy difícil ruta (1).

El viaje estaba a punto de frustrarse. Jaime Roll, jefe de la expedición, había decidido darlo por concluido y regresar a Venezuela.  Juan Carmona se rebeló ante esa decisión y decidió seguir el viaje solo.

Petit, se encontraba en una encrucijada. Seguir las órdenes de Roll o tratar de alcanzar a Carmona. Le escribió un telegrama a su jefe de su tropa de Boy Scouts pidiéndole consejo. La respuesta fue que cumpliera con las órdenes que le habían dado.

El joven le respondió: “Hasta hoy sus consejos y órdenes han sido cumplidas al pie de la letra. Pero en esta ocasión el caso cambia. Va en ello mi Honor, el de mi familia, el de mi Patria, el Cuerpo de Boy Scouts de Venezuela, que ha depositado conjuntamente con la A.C.D. (Asociación de  Cronistas Deportivos) de Caracas su confianza en mí”.

Con este ánimo Petit se lanza a tratar de alcanzar a Carmona que le llevaba más de un día de ventaja. Recorre la ruta Bogotá, Medellín y de allí tomó la ruta hacia la frontera panameña.

El camino seleccionado lo llevó a través de las selvas del Chocó. Una zona de bosques densos, ciénagas y múltiples ríos, prácticamente sin caminos, ni poblados. Durante casi un mes caminó sobre terrenos inundados, tuvo que cruzar ríos en balsas improvisadas. A veces sólo lograba avanzar unos pocos kilómetros al día. Debió dormir trepado a árboles, huyendo de depredadores y otros animales peligrosos. Sufrió hambre y mucho miedo.

Luego de múltiples peligros se consiguió con indígenas que lo llevaron a su poblado, pudiendo posteriormente seguir su camino. Ya en ese momento, aunque no lo sabía, estaba en Panamá.

Logró reunirse con Carmona en la ciudad de Colón, donde éste se reponía de una lesión infectada en una pierna. Ambos estaban enfermos de paludismo. A pesar de ello decidieron seguir.

Un poco más adelante Petit escribiría: “Llegaré a Washington o moriré con gusto”. Dos años y medio luego de su partida llegaron a su meta.

Asimismo, al finalizar el viaje escribió:

"Ahora que la parte dura del viaje ha acabado, nosotros sentimos que ha valido la pena. Lo hemos disfrutado, aún a pesar de los momentos duros vividos, de sufrimiento y de ver la muerte tan cerca de nosotros. Pero todos los obstáculos que encontramos, pudieron ser superados. Todo el miedo que teníamos, y no éramos ajenos a él, se vio remplazado por una confianza en franco crecimiento a base de experiencias y por la necesidad de estar siempre listos y alertas.”

Para mí esta parte de la historia de Rafael Ángel Petit y Juan Carmona me habla de la valentía en momentos muy difíciles, pero principalmente de la convicción necesaria para lograr las metas propuestas.

Volvamos a nuestra época.

Los venezolanos nos enfrentamos a enemigos poderosos. Los conocemos muy bien. Esos enemigos están en guerra contra el país y su población. Son señores de la guerra y están enquistados en el poder con todos sus fusiles y cañones.

Pero la peor de todas sus armas es la comunicacional.

El objetivo de este tipo de arma es minar la moral de aquellos que consideran sus enemigos para llevarlos a la resignación y la sumisión. Intentarán debilitarte infundiéndote miedo, desorientación, desconfianza (en ti y los demás), parálisis, desunión, confusión y prejuicios.

Necesitamos aprender a defendernos de estos ataques. No hay recetas únicas para ello, cada quién tendrá que conseguir su propia ruta a través de la selva.

A pesar de ello, pueden surgir algunas claves de la historia de Rafael Ángel Petit cruzando en solitario las selvas del Chocó:

  • Tu valor nace de tener un propósito de vida. Se atraviesan selvas en solitario y se enfrentan peligros, incluso de muerte, cuando tienes algo por lo cual luchar o por lo cual vale la pena seguir. Tu propósito es personal, tú lo escoges.
  • Mantente avanzando. Incluso en la peor de las ciénagas. Que ningún miedo te paralice.
  • Tu poder es una parte del poder de todos aquellos con los cuales tienes lazos y compromisos. Actúa junto a otros y comprométete con otros.
  • Eres más fuerte de lo que crees. Ante situaciones de peligro, tus fortalezas, incluso las que no creías que tenías, pueden surgir. Confía en ti. Rechaza los mensajes que te debilitan o te llevan a desconfiar de ti mismo. 
  • Lograr metas importantes exige mucho esfuerzo y constancia. Los éxitos nacen del trabajo duro.
  • Aprende de cada situación. Cada momento de peligro exigirá de creatividad y decisión de seguir. Toda experiencia asimilada es una preparación para superar las próximas.
  • El miedo ante el peligro es natural. Se supera manteniéndote orientado hacia tu propósito, ocupados y alertas. 
  • Mantente abierto a recibir ayuda, incluso de fuentes inesperadas.  

Con estas recomendaciones en nuestro morral podemos seguir adelante en esta selva de adversidad y opresión.

Que la fuerza esté con todos ustedes.




(1) La mayor parte de esta historia la tomé del libro “La extraordinaria hazaña de Petit y Carmona”  de Antonio Álvarez Valera publicado en el 2008.